11.5 kilometros


¿Por qué empezamos y por qué nos detenemos?

edtcorreindo

El pasado lunes, mi entrenador «personal» de la aplicación nike+run club marcaba amenazadoramente que el viernes de esa semana debía hace 11.5 kilómetros de carrera.

Veía una y otra vez la pantalla de mi teléfono celular y dentro de mi se libraba una batalla de poder, una parte de mi se decía que había que hacerlo y otra parte decía que no podría. Lo más que había hecho en mi vida (después de que en mis años mozos nunca había sido corredor) eran 7 esforzados y sufridos kilómetros.

Inicia la semana con los entrenamientos de rutina, llega el martes y de los 4.5 km que marcaba mi entrenador «virtual» logre hacer solo 3.5 km.  A mí mente venía la amenaza del viernes con su distancia aterradora. ¿Como sería capaz de lograrlo si ni siquiera había terminado los tibios 4.5 km?

Llega el jueves (solo falta un día)  y trato de invitar a una amiga para que me acompañe y sea de alguna manera un aliciente de que por «honor» debía cumplir con la meta. Por cuestiones de salud no me pudo acompañar.  Busco en mi equipo de corredores quien me pueda unirse conmigo en esta titánica tarea (parece exagerado dirán muchos, pero en mi mente así lo veía) y en ese día nadie corría en la pista de la universidad local que todos llaman «la milla».

Así llega el día y con dudas me levanto, me pongo la indumentaria necesaria y con 12° C. salgo a la cochera, subo a mi auto y enfiló hacia la famosa milla, «sufriendo» la posibilidad de no lograrlo, pero hablándome a mí mismo frases positivas, Uds. ya saben cómo «tú puedes», «tienes el poder» .

Estaciono mi auto, ya es tarde son las 7 Am y unos corren y otros caminan, los veo aún con la preocupación del «¿podré?»  Caliento un poco, activo en mi celular el Nike + run club y ¡ahí está! No se ha ido, 11.5 km.  Cada mañana mientras corro, suelo aprovechar este tiempo para un doble entrenamiento, mis piernas y mi mente y escucho alguna conferencia de algún tema que me agrade y edifique. Así que me colocó los audífonos.

Pero ese no era un día ordinario, así que debía hacer algo más que me ayudara a lograr tan «descomunal» meta,  seleccione en Spotify una lista de música rock de los años 70, buscaba algo que incendiara mis emociones y que desviarán mis pensamientos de lo que estaba apunto de ocurrir.

Presiono el botón «Iniciar» y una voz femenina confirma y me dice «Iniciando entrenamiento» y empieza Jim Morrison de los legendarios The Doors con su Ligth my fire. Lentamente empiezo a trotar y en mi mente afloran pensamientos autocompasivos, bueno al menos voy a superar mi récord personal de  7 kilómetros. Eso , eso está muy bien!

Casi media hora después en los 4 km,  que para mi siempre han sido los  más difíciles, mi mente empezó a bombardearme con la meta, 11.5 repetía constantemente. Poco a poco me empiezo a convencer que tendría que hacerlo, ¡para eso estaba ahí!

Casi a los 50 minutos con 6 km recorridos, con un calambre arriba del talón y respirando con dificultad, empecé de nuevo a considerar seriamente terminar en 7.5, ya con eso me debía sentir satisfecho pues rompería mi récord.

A los 7 km. un poco agotado, empecé a acariciar la alternativa de renunciar y volver a intentarlo otro día. ¡¡ Otro día!!. En mi atribulada mente y con mi cuerpo jadeante por el esfuerzo, una luz se encendió diciéndome; otro día tendría que repetirlo e iniciar de cero.

Una luz se encendió diciéndome, otro día tendría que repetirlo e iniciar de cero.

Continué en la carrera y al llegar a los 8 Km. mágicamente «casi» desapareció el cansancio y me sentí ligero y con una especie de «segundo aire» mi velocidad mejoró y mi tiempo también, y rápidamente pasaron los minutos y kilómetros restantes hasta alcanzar la meta de los personalmente famosos 11.5 km

Al final escuché la voz femenina de mi aplicación que me decía con tranquilidad «Felicidades has completado el entrenamiento de hoy» y una sensación de satisfacción llenó todo mi ser, lo había logrado aun a pesar de mi.

Estaba en un nivel mas en el escalón de la creencia en mi mismo.

Una sensación de satisfacción llenó todo mi ser, lo había logrado aun a pesar de mi.

¿Por qué empezamos y por qué nos detenemos?

Todo esto me llevó a la reflexión de que la vida se parece a una carrera;  tiene metas, esfuerzos y desiciones.

  • Si la meta es pequeña, no hay problema solo es cuestión de rutina, seguramente la lograré.
  • Si la meta es retadora, en nuestra mente se librará una batalla entre el poder o no lograrlo, solo si me lanzo a la acción, sabré si soy capaz

¿Por qué empezamos algo?

Bueno, todo inicia con una decisión; cuando entramos al gimnasio, cuando iniciamos la clase de idiomas, cuando empezamos a correr, cuando arrancamos un nuevo negocio, etc.

Cada una de estas acciones nace en nuestra mente y está basada normalmente en una «razón». El pensamiento racional nos impulsa a iniciar, y eso hace que nos emocionemos y entusiasmemos.

En sí, la palabra entusiasmo procede del latín tardío enthusiasmus, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, «entusiasmo» significaba “tener un dios dentro de sí”.

Para los griegos, entusiasmo significaba “tener un dios dentro de sí”.

Si nos ponemos a reflexionar, nos daremos cuenta de que hay muchos proyectos que nos gustaría emprender, sin embargo debido a que el tiempo es limitado, nos conviene seleccionar aquellos de mayor prioridad que nos ayuden a alcanzar nuestro propósito.

Ahora imaginemos lo siguiente; ¿Cómo sería nuestra vida, si todo lo que algún día iniciamos lo hubiésemos concluido?

¿Por qué nos detenemos?

Es muy raro que cuando iniciemos algo, lo hagamos pensando que mas adelante renunciaremos. Sin embargo, es un patrón que se repite una y otra vez en muchos seres humanos.

Podríamos argumentar sinceramente que aquello que iniciamos no era lo correcto, o que nos equivocamos. Esta es una decisión racional acertada, pues no seria lógico continuar con algo que ha perdido el sentido y no nos lleva a ningún lado.

Sin embargo la mayoría de las veces en que renunciamos o simplemente abandonamos, es por una decisión emocional que tiene que ver con el «sentir». En estos momentos nos decimos frases como:

  • «Hace mucho frío», mmmm mejor mañana corro.
  • No tengo ganas de ir a la clase de ingles, mañana la repongo.
  • Me siento triste o deprimido, hoy no iré al gimnasio.
  • Ya llevo mas de 4 meses y aun no siento que el negocio vaya a funcionar.

Si observamos, estas frases están originadas por la «emoción» y no tienen un sustento racional, pero buscaremos en nuestro «almacén» mental, alguna justificación racional que apoye a la decisión de detenernos para evitar así, «sentirnos» culpables.

A manera de conclusión, podríamos decir que una decisión razonada, nos lleva a empezar y una decisión «emocional» nos provoca a detenernos.

¿Como podríamos revertir ese pensamiento/sentimiento de abandonar?

Creo que la respuesta está en la conciencia.

Si hacemos conciencia de que el ejercicio nos permitirá vivir con energía y mejor calidad de vida y que abandonarlo nos perjudicará entonces es más probable que decidamos continuar.

Sí en cada uno de los «proyectos» que arrancamos en la vida buscamos visualizar el final del camino, nos ayudara a superar aquellos momentos, en que nuestras emociones hacen que la fuerza de voluntad flaquee.

Si logra mantenerse el tiempo suficiente, los 8 Km de su carrera llegaran, y «algo» sucederá en su proyecto y todo será mas fácil, y las cosas empezaran a darse.  En ese momento usted ha roto la barrera del dolor.

En ese momento usted ha roto la barrera del dolor.

Lo dejo con esta bella melodía de Lilly Goodman llamada «hasta el final», espero la disfrute.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3 comentarios en “11.5 kilometros

  1. Eduardo
    Gracias por lo que nos compartes, inspiras a continuar y terminar lo emprendido. Ya estamos en este camino y no vamos a renunciar! A correr 🏃 y a disfrutar cada pisada para la gloria de Dios.

    Por cierto, esa canción que pones al final es de mis canciones favoritas.

    Saludos y Bendiciones 🙏🏻

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